Las
autoridades de Canadá deportan a una militar estadounidense que se
resistió a participar en un segundo despliegue en Iraq en 2007, y acudió
a territorio canadiense en busca de refugio.
La oficina de Ciudadanía e Inmigración de Canadá (CIC, por sus siglas en inglés), ha ordenado la deportación de la soldado, Kimberly Rivera, a Estados Unidos para el próximo 20 de septiembre, según anunció el jueves la agencia de noticias Reuters.
Rivera de 30 años, quien vive en Toronto, capital de Ontario, con su esposo y sus cuatro hijos, se enfrentará a una condena de prisión, en caso de volver a su país de origen, según informó la portavoz de la Campaña de Apoyo a los Resistentes a la Guerra, Michelle Robidoux, la cual respalda a los militares norteamericanos que se niegan a unirse a las guerras liberadas por su país.
La portavoz ha anunciado que la deportada se reunirá con sus abogados para abordar el tema, donde intentarán aunar ideas y anunciar una reclama de estancia en Canadá por razones humanitarias y de compasión, ya que aún tiene la posibilidad de resistir una vez más.
En el territorio canadiense viven cientos de personas que han desertado del ejército estadounidense, muchos de los cuales han estado buscando sin éxito la condición de refugiado, como pasó anteriormente durante la guerra de Vietnam.
De acuerdo con documentos de la corte federal, la militar comenzó un proceso de oración y búsqueda espiritual mientras servía en dicho conflicto, donde llegó a la conclusión de que la guerra comenzada por su país estaba en contra de las enseñanzas de la Biblia, ya que las principales víctimas de la contienda eran civiles.
No obstante, un superior le advirtió que si no era capaz de seguir con su deber en el ejército, sería castigada severamente con la cárcel o incluso la muerte.
El aumento de las bajas entre las fuerzas foranéas en Afganistán e Irak han provocado la rabia y gran cantidad de protestas por parte de la opinión pública de los países involucrados en estos conflictos, que se han cobrado también la vida de miles de civiles y militares de los pueblos atacados.
mrk/ybm/rg
La oficina de Ciudadanía e Inmigración de Canadá (CIC, por sus siglas en inglés), ha ordenado la deportación de la soldado, Kimberly Rivera, a Estados Unidos para el próximo 20 de septiembre, según anunció el jueves la agencia de noticias Reuters.
Rivera de 30 años, quien vive en Toronto, capital de Ontario, con su esposo y sus cuatro hijos, se enfrentará a una condena de prisión, en caso de volver a su país de origen, según informó la portavoz de la Campaña de Apoyo a los Resistentes a la Guerra, Michelle Robidoux, la cual respalda a los militares norteamericanos que se niegan a unirse a las guerras liberadas por su país.
La portavoz ha anunciado que la deportada se reunirá con sus abogados para abordar el tema, donde intentarán aunar ideas y anunciar una reclama de estancia en Canadá por razones humanitarias y de compasión, ya que aún tiene la posibilidad de resistir una vez más.
En el territorio canadiense viven cientos de personas que han desertado del ejército estadounidense, muchos de los cuales han estado buscando sin éxito la condición de refugiado, como pasó anteriormente durante la guerra de Vietnam.
De acuerdo con documentos de la corte federal, la militar comenzó un proceso de oración y búsqueda espiritual mientras servía en dicho conflicto, donde llegó a la conclusión de que la guerra comenzada por su país estaba en contra de las enseñanzas de la Biblia, ya que las principales víctimas de la contienda eran civiles.
No obstante, un superior le advirtió que si no era capaz de seguir con su deber en el ejército, sería castigada severamente con la cárcel o incluso la muerte.
El aumento de las bajas entre las fuerzas foranéas en Afganistán e Irak han provocado la rabia y gran cantidad de protestas por parte de la opinión pública de los países involucrados en estos conflictos, que se han cobrado también la vida de miles de civiles y militares de los pueblos atacados.
mrk/ybm/rg
ALI
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